Resumen del primer mejor fin de semana del resto de mi vida

¡Hola!

El motivo de que esté hoy aquí  escribiendo esto es que yo nunca me equivoco, pero como para todo hay una primera vez esta es la primera vez que no solo lo que yo pensaba no es exactamente la realidad sino que además estaba bastante desencaminada.

Como ya comenté en la entrada anterior el pasado fin de semana me fui de viaje con Rubén, antes conocido simplemente como el friki, ese chico que ni siquiera era mi amigo y que nunca tendría una esperanza de serlo. Y ya puestos como ni siquiera podía llegar a medio amigo no iba a ser nada más.

Creo que ya he dicho lo equivocada que estaba. La relación que al priincipio era un pasatiempo más ha pasado a otra cosa totalmente diferente. Rubén era el típico bicho raro, si es que los bichos raros tiene algo de típicos, porque si fueran típicos no serían raros. Se junta con otros bichos raros de su facultad,pero claramente era el bicho raro de entre los chicos raros.

Espontaneamente me abrio su corazón y se mostro cual era sin tapujos. Eso me sirvió para reirme, no en su cara, claro, pero tamién me sirvió para reirme. Estas cosas cuando se prolongan en el tiempo nunca terminan bien, al final todo se descubre, el se siente tremendamente dolido y traicionado por mi y yo me muero de verguenza y me recluyo en un convento. Eso si antes no me he cortado las venas primero.

Cuando se mostró tal como era descubrí que tenía múltiples talentos y virtudes que jamás había visto en ninguna persona y dudo que las vea en alguien. Además es un triunfador, aunque no en el mismo sentido en el que los demás imaginan piensan en un triunfador.

Es por eso por lo que seguí viéndole y quedando con él quedé fascinada, y decidí que era hora de pasar al siguiente nivel. Por eso le convencí para que irnos a una casa rural a pasar el fin de semana a la sierra.

Después de la ocasión en la que le engañe para que me llevara a patinar pensando que íbamos a ir al cineesto  no parecía demasiado difícil, y menos sin mentiras de por medio.

De camino a Guadarrama pasamos por su casa, que queda a mitad de camino, pues tenía que recoger su bolsa, que ya tenía preparada pero que no había cargado en su caja de hojalata con ruedas a la que llama coche.

En su casa su madre me miró a los ojos al abrirnos la puerta. Me miró de esa manera en la que sabes que estña escrutando tu mente y te la está leyendo. Supongo que solo quería saber con que clase de mujer iba a pasar su primogénito el fin de semana y si se lo iba a devolver sano y cuerdo.

La casa rural era en realidad un refugio de montaña para excursionistas con dos habitaciones, una para una pareja o un grupo de hasta tres personas o un matrimonio con niño y la otra comunal. Si tuviera que decir a alguien como llegar hasta allí no sabría, porque a pesar de haber hecho yo la reserva con eso de que no conduzco  que además tuvimos que dejar el coche y andar a oscuras media hora por una pista forestal no sabría indicar a nadie.

El tiempo acompañó bastante, aunque por la noche hacía mucho frío, claro que es la montaña. Fuimos de excursión por el bosque, nos bañamos en el río casi helado, jugamos a juegos de mesa y le robé su virginidad.

Lo malo es que todo se termina y tuvimos que regresar. Me hubiera gustado que el momento durara siempre, pero no puede ser, pero al menos persistirá siempre en nuestro recuerdo.

Os daría besos y abrazos, pero ahora los tengo reservados para otra persona,así que tendreis que cnfromaros con un ¡hasta la próxima!