viernes, 4 de junio de 2010

Secuestro

El miércoles engañé a Rubén para que viniera por la tarde a casa para recoger las cosas suyas que estaban. No eran muchas, pero si que había una muy valiosa, sus prismáticos.

Como donde vivo no hay donde aparcar vino en transporte público y aproveché esa circunstancia para entretenerle y que no pudiera llegar a tiempo al tren para volver a su casa. Sé que es una treta muy fea pero tenía muchas ganas de que se quedara y poder charlar de lo sucedido.

Se quedó a durmiendo en el sofá y yo me sentí un poco mal porque deseaba que me acompañara a la cama pero comprendo que no le apeteciera después de mi engaño y se lo agradezco porque no deseo estar con alguien que se deje manipular por gente como yo.

Por la mañana me sinceré con el y le pedí disculpas por un montón de cosas. No se hasta que punto me ha perdonado pero le he invitado a pasar el fin de semana en Valladolid con mi asquerosa familia donde le contaré todo lo que le falta por saber. De momento ha aceptado. Ahora o me declara su amor eterno o me manda a freír espárragos.

Ya os contaré como continúa esto.

1 comentarios:

Anna dijo...

Anda!!! No tiraremos los fuegos artificiales todavía pero esto tiene buena pinta, no? ;)