miércoles, 10 de septiembre de 2008

Se rompe el cielo

Me gusta Madrid cuando llueve. La humedad en el aire las horas previas a una tormenta siempre es agradable. Me traen olores del parque cercano. Olor a tierra húmeda, a verde y a naturaleza. El ambiente se nota menos cargado. La gente se transforma.

Sin embargo este tiempo afecta negativamente a las personas. En lugar de salir a la calle prefieren optar por encerrarse en sus casas. Ni siquiera se asoman a la ventana a ver caer las gotas. Pero no se lo critico. Ayer no era el día de disfrutar bajo la lluvia. Ayer el cielo se rompió y sus cascotes cayeron con violencia contra la tierra. Pedazos de granizo del tamaño de un puño arrasaron cristaleras, claraboyas, tragaluces, cornisas y tejados. Arrancaron ramas, abollaron coches, rompieron lunas, tejas, plantas y posiblemente algún cráneo.

No recuerdo haber vivido nunca una granizada semejante, ni durante el curso en el que estuve de Erasmus en Alemania ni en los dos años que estuve en el internado suizo. Tampoco en ningún viaje. Recuerdo nevadas, lluvias intensas durante tres días, de esas en las que caen gotas finas y rápidas que cuando te golpean sientes pinchazos, pero no una lluvia de piedras.

Y es que el otoño ha llegado y ha desalojado con violencia al verano, aunque oficialmente no haya sucedido todavía. Tendré que estar atenta a lo que nos depara la atmósfera, porque me puede fastidiar todos mis planes de cumpleaños.

¿Tendrá algo que ver con el cambio climático?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

deseando que no haga daño a nadie, el placer de ver la fuerza de la naturaleza es delicioso, eso de que haya algo invencible, inspira justicia

bs

Pau(Rox) dijo...

Me encanta la lluvia.
XXX