Pues si, pensé que no odiaba a nadie, de verdad, que cuando hacía a alguien alguna jugarreta era por que soy una gamberra. Pues no. Hay varias personas a las que odio.
Empezando por alguna de ellas y sin seguir ningún nombre en particular estña el profesor que me impartí la asignatura de traducción especializada y su aplicación a la medicina y a las ciencias biosanitarias, que es el mismo que me impartía clases de ingles para conferencias.
El hombre es un cretino integral y piensa que por ser el profesor puede hacer lo que le plazca, como por ejemplo restarle 0'75 a cada alumno en los exámenes. Diría su nombre y apellidos, per todos los compañeros de la carrera sabrán de quien hablo.
Después está la secretaria de la editorial en al que estaba de becaria. Una gorda perezosa. No solo no hacía nada de su trabajo sino que me lo encasquetaba a mi. Lo peor de todo es que quería encasquetarme también una cita con su hijo. Mira que yo la cambiaba el nombre sistemáticamente porque se que le fastidia un montón pero ella erre que erre dándome la murga.
Luego está un compañero alemán del internado. Se creía propietario de todas las pertenencias. Mis cosas eran sus cosas, las cosas de mi compañera de cuarto también eran sus cosas, mi trenza también debería ser suya, porque me estiraba de ella continuamente... Lástima de que no le ahogáramos en el lago Gruyeré en alguna de las excursiones.
También está uno de los dos compañeros de piso, que además de estar mñás salido que el pico de una mesa se jacta de lo listo que es. Una cosa es hacerlo en un foro o blog, bajo seudónimo (aunque en mi caso es un suedónimo escogido por mi, sino que es un apodo basado en mi nombre que llevo desde la época del colegio de monjas). La otra es que sistemáticamente diez minutos después de conocer a alguien le cuente como se escaqueó de la mili porque le concedieron una minusvalía del 33% que no padece y que encima está cobrando una pensión además de trabajar en negro. O cualquiera de sus chanchullos. Más le vale ganar una pasta, porque igual le pillan y le toca pagar mucha.
Y ya que he hablando de las monjas está Sor Agustina. Todos los sábados había compota de naranja en el comedor del colegio. Yo opino que estaba asquerosa. Su opinión es que está tan buena que nos la podíamos comer incluso vomitada. De hecho nos la comíamos vomitada porque nos obligaba. Además daba pellizcos.
Creo que no hay nadie más a quien odie. Lo se, no es un top ten. Los demás me fastidian, me son indiferentes o les aprecio de algún modo, pero estos me caen mal a tiempo completo.
Algún dia puede que me vengue de alguno, pero de momento prefiero no cruzarme con ellos. Detesto incluso pensar en como hacerles daño.
Besos.
sábado, 21 de junio de 2008
Personas a las que odio
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4 comentarios:
Un profesor de la carrera, un compañero de piso, un ex-compañero del internado, una secretaria de donde estabas de becaria, una monja...
Parece la lista negra de un asesino en serie. Ahora en serio, ¿de verdad les odias? Yo no odio a nadie.
El odio es otro de los sentimientos que nos define, por tanto tiene perfecta cabida en nuestras cotidianas vidas.
Todos odiamos a alguien, si, aunque no lo digamos.
Clásica entrada de desfogue personal.
Odiar ... odiar. El término es bastante bestia, lo que pasa que de tanto usarlo lo hemos suavizado. Ahora se utiliza más bien como un "tener manía" o "no gustar nada".
Sino fíjate en tu encuesta del lateral, el que te odia querría matarte xD (que por cierto la encuesta tiene trampa porqué según como la mires el resultado siempre es positivo).
Personalmente poca gente me cae mal, sé encontrarle la parte positiva a cómo son y actúan las personas. Hasta a ti xD
Pues a alguno de ellos si que he deseado alguna vez que le pase algo muy malo, que incluyera extremo dolor y sufrimiento.
Claro que una cosa es lo que se piensa en un momento y otra cosa es que ese sentimiento sea algo permanente.
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