domingo, 29 de diciembre de 2013

Dos familias distintas

Querido diario:

Esta semana ha estado llena de contrastes. ¿Está mal sentirse mejor con la familia de tu pareja que con la tuya propia? Mejor cuento como han sido estos días y que cada uno decida lo que considere. No seré parcial, ya que este es mi diario y las cosas las escribo como las veo y las siento, y no puedo tener un punto de vista que no sea el mío.

El día previo a Nochevieja ha sido uno de los mejores días de mi vida reciente. La familia de Rubén es agradabilísima y me lo pasé muy bien con ellos. Incluso su estúpido hermanastro que creo que me odia se portó bien conmigo. El día de Nochevieja fue un poco más tenso. Los preparativos para que la cena fuera perfecta fueron excesivos. Tenían puestas demasiadas expectativas en agradarme, como si no fuera suficiente haber pasado el día previo con ellos. Poder estar a solas con mi suegra mientras hacíamos la compra. Suegra es una palabra que me resulta horrible, pero es un término que la define como algo mío y no algo de mi marido. Por la tarde aproveché para estar un rato a solas con la hermana de Rubén. Cuñada tambíen me ha parecido una palabra fea, prefiero llamarla Raquel.

Para mi estos momentos siempre han sido un poco tensos. Seguramente es debido a que soy hija única. No tengo hermanos y cuando voy a visitar a mis primos, que son un montón, siempre paso situaciones muy tensas. Mi familia es muy estirada, pero siempre se están increpando y lanzando indirectas, restregándose cosas a la cara, y yo al no tener hermanos siempre estoy en minoría.

El día ventaseis fuimos a Valladolid a visitar a la familia de mi madre. El contraste no podía ser peor. Mi prima Isabel, que tiene un año menos que yo se ha emparejado con un chico con el que me lié durante unas fiestas. Prefiero no hablar mucho del tema, pero me lié con todos los de su pandilla, no a la vez, obviamente, pero tenía que sacarlo a la luz. Mis tías me odian, a raíz de lo que sucedió con la herencia de la abuela. Todavía no se pueden creer que ella me favoreciera a mi por encima de ellas o de sus hijas. Y eso que no saben que la abuela escondió parte del dinero fingiendo algunas inversiones ruinosas para guardarlo y poder entregármelo sin declararlo en la herencia. No entienden que incluso viviendo en el extranjero la he visitado más y he tenido más relación con ella que sus hijas y nietas que viven en la misma ciudad.

Rubén tampoco les cae bien. Dicen que no me conviene, que es un fracasado y que además es un gordo bola de sebo. Se equivocan, claro, pero para ellas el no pescar al hijo de algún pez gordo de una asociación patronal o un cachorro del partido es haber errado el matrimonio. A mi me da lo mismo, el título nobiliario era de mi abuelo y no es mi rama de la familia la que lo ha heredado, y por otra parte los títulos no hacen que una persona sea de mejor o peor calidad. Si se pudiera cuantificar numéricamente la excelencia de las familias la de Rubén estaría varios órdenes de magnitud por encima de la mía. Mi marido estaría varios ordenes de magnitud por encima de los de mis primas.

A mi madre no le termina de gustar mi marido, hubiera preferido otro más tradicional o con otras aspiraciones, pero al menos le respeta. Ella me quiere y comprende que yo deseo estar con él, así que su posición es que si él no me hace daño y somos felices juntos ella nos da su apoyo. Creo que incluso le aprecia más de lo que expresa, ya que mi madre no es muy dada a expresar su opinión ni sus sentimientos, pero me consta que piensa, que siente y que además comprende a quienes dedican su vida a adquirir conocimiento en lugar de tener como objetivo último el lucrarse.

La estancia en Valladolid acabó de manera brusca. Fue una situación muy incómoda en la que mi madre se peleó con sus hermanas, creo que a causa de algo que dijeron de Rubén o de mi. Esa discusión acabó con un portazo y Rubén, mi madre y yo volviendo a Madrid en el tren de manera improvisada. Nunca había visto a mi madre perder los papeles y creo que es algo que jamás lo volveré a ver. Desconozco que otras diferencias tiene con sus hermanas, pero parece que no se van a volver a hablar en la vida.

Lamento haber ido a Valladolid con mi madre y mi marido para visitar a la familia. Yo sólo quería compartir tiempo con mi madre. Afortunadamente hemos podido compartir tiempo en Madrid.

Mañana viajaré con Rubén a Zurich, a visitar a Hans y Heidi y además acudiremos a una fiesta de Nochevieja que da Martin. Seguro que lo pasamos bien.